Visité una ciudad increíble que es una de las más alejadas del Reino Unido: es una "mini Europa".

Durante mis viajes por Australia y Nueva Zelanda a principios de este año, escuché constantemente de los lugareños "lo afortunados que somos" de estar tan cerca de todos los tesoros europeos . La fascinación de cada desconocido por el continente me lo recordaba, y fue un primer recordatorio de que no aprovechamos lo suficiente nuestra perfecta ubicación geográfica como británicos. De vuelta en casa, nos encontramos cerca de cientos de ciudades diferentes, felizmente inconscientes de nuestra propia fortuna.

Un aperitivo antes de cenar en Italia, una visita a una de las muchas playas secretas de Croacia , un paseo por las calles adoquinadas de Ámsterdam: hay tantos elementos del verano europeo que permanecen intactos. Y en el otro extremo del mundo, sin pensar en esto, me topé con la versión neozelandesa.

Enclavada en la Isla Sur del país, en la región de Otago, se encuentra la tranquila Queenstown , nombrada anteriormente el lugar más hermoso del mundo. Si bien aún no es un destino turístico popular para los británicos debido a los largos y costosos vuelos necesarios para visitarla, Queenstown se considera una ciudad prometedora por su atractivo. El dueño del hostal en mi anterior parada incluso me aseguró que, entre todos los lugares que ahora se consideran "sobrevalorados", la reputación de Queenstown no le hace justicia.

Puedo confirmarlo: visitantes anteriores lo describen como una "mini Noruega", mientras otros lo comparan con los Alpes suizos.

Con la dualidad del clima neozelandés, que crea un fondo de montañas nevadas sobre playas soleadas, el pueblo tiene un atractivo único. Se encuentra a orillas del lago Wakatipu y ofrece un destino de ensueño para quienes buscan una aventura llena de adrenalina o una tranquila escapada junto al lago. Disfruté de varias actividades durante mi estancia y me he propuesto volver a aquellas para las que no tuve tiempo o que me acobardé tras ver la altura del desnivel.

El pueblo es más pequeño de lo que te imaginas, considerando la cantidad de tiempo que podrías pasar aquí. Tiene un aire de pueblo y, al igual que los pueblos alpinos, da la impresión de ser perfecto durante las fiestas. Las calles están llenas de restaurantes en azoteas y divertidos bares irlandeses; el día de San Patricio en Ballarat fue nuestro favorito, además de rutas de senderismo y playas de guijarros cercanas.

El Luge ha sido nombrado una de las mejores atracciones, y los visitantes de TripAdvisor lo describen como "un auténtico Mario Kart" y solo desean que "hubiera durado más". Tras subir en la telecabina Skyline a la cima de Bob's Peak, con vistas panorámicas de la ciudad, se llega al Luge. La atracción ofrece numerosas opciones, incluyendo un paquete de 6 atracciones por 99 $ (equivalente a 43,70 £). Los blogueros insisten en la buena relación calidad-precio, pero advierten que la atracción solo abre durante la temporada de verano; algo a tener en cuenta si planeas tu viaje de Navidad.

Queenstown también presume de una gran variedad de actividades: el salto bungy AJ Hackett para los más atrevidos, la caminata de 1099 m a Bob's Peak para los más atléticos, o el icónico restaurante Fergburger para quienes prefieren disfrutar del encanto de la ciudad desde abajo. En resumen, es el encanto de la ciudad lo que hace que la gente vuelva. Descrita como "un pequeño y encantador rincón de Europa", ofrece algunas comodidades para quienes están tan lejos de casa.